Los problemas que nos preocupan

Escribe: Elio Albarenga

Con el cambio de signo político en el gobierno nacional, desde diciembre a la fecha, “los problemas económicos se han acrecentados”, dicen muchos críticos al gobierno de turno, y a su vez también agregan que hay otros problemas que paralelamente aparecen, “debemos solucionarlos como sociedad y hacer exigir nuestros derechos”, el precio por las nubes, “no se puede comprar nada”, las drogas “que siguen matando” y la “maldita inseguridad”.

Con la pérdida del valor de la moneda muchos ciudadanos optan por desprenderse del peso ¿comprando dólares? o ¿anticipando compras?, siendo la segunda la posibilidad más acertada. La mayoría de los ciudadanos en este concierto de desconcierto comercial optan por comprar todo lo que sea de primera necesidad. No sea cosa que verdaderamente el aceite cueste 90 pesos, porque el kilo de morrón ya cuesta 130 pesos.

El formoseño de a pie, que se levanta a las 5 de la mañana diariamente para comenzar su jornada laboral, dice que, Si la plata alcanza, a principio de mes compra todos los alimentos que consume habitualmente, y agrega que necesariamente tiene que recorrer varios supermercados y aprovechar las ofertas «O sino no llegamos… a veces nos reunimos con otras familias para comprar en cantidad».

La compra de mercadería anticipada es una vieja modalidad que se utiliza generalmente en épocas de «vacas flacas», previéndose quizás un posible incremento. Pero no sólo el aumento de precios es lo que preocupa a los formoseños, las drogas, la inseguridad entre otros, son temas de agenda en una sociedad que día a día va creciendo a pasos agigantados como es Formosa. Muchos aseguran que estamos en una crisis de desarrollo, que crecimos muy rápido en tan poco tiempo y no supimos afrontar las contras de esto.

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Las drogas afectan sin distinción de color, olor ni clase social, las drogas matan, eso está claro; pero ¿qué hacemos ante esta situación? Al caminar uno siempre escucha que fue la droga que lo llevó a que haga tal cosa, o el/la hijo/a de fulano o mengano anda en cosas raras, o el de la esquina se junta con los de la vuelta a drogarse; siempre escuchamos eso, y en la mayoría de los casos no hacemos nada o pedimos al estado que intervenga. Pero en la intervención del estado tampoco estamos de acuerdo, porque decimos: Acá no tenemos un centro de rehabilitación como corresponde, o, la policía agarra a uno que estaba fumando un porro y robó, pero los largan y vuelven a hacer lo mismo.

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Las adicciones son enfermedades y por ende al paciente hay que darle un tratamiento adecuado para su recuperación y luego reinserción social. Primero debemos prevenir, esto es un proceso educativo integral, paciente-familia-sociedad, en la prevención, nos sensibilizamos acerca de los riesgos de consumo y nos comprometemos responsablemente en hacer algo ante el problema.

La prevención no sólo es responsabilidad de los organismos estatales, al contrario, necesitamos que se involucren Juan, Pedro, doña Rosa y la familia por sobre todo, tengamos en cuenta que la familia es la base de la sociedad y es la principal fuente de influencia que tienen los hijos.

«La realidad es que acá, cuando necesité que lo internen no pude, mucha burocracia, sé que ahora hay centros de rehabilitación”, cuenta Andrea, madre de un joven de 15 años que realiza un tratamiento en Buenos Aires y pudo conseguir una beca a través de Sedronar para pagar la internación.

«Allá, tienen médicos clínicos, psiquiatras, psicólogos, tienen a ex adictos que trabajan en los equipos terapéuticos, y con mi marido lo vemos dos veces al mes donde también asistimos a reuniones de padres y sesiones de terapia para entender la enfermedad». «Sé que acá se hacen muchas cosas buenas desde el gobierno, pero tomé la decisión (y gracias a la beca que me otorgaron) de mandarlo a Buenos Aires y que quedé allí internado.

Lastimosamente acá las cosas para las personas adictas, no alcanzan» comentó finalmente Andrea, quien tiene la ilusión de poder ver sonreír a su joven hijo de 15 años.

En nuestra provincia se trabaja desde el estado en la prevención y contención para las adicciones, existe el centro “La Casita”, donde se puede realizar un tratamiento, al igual que en el hospital distrital Eva Peron, allí se pude realizar un tratamiento ambulatorio y también en diferentes barrios hay equipos médicos que se dedican al trabajo de prevención de las adicciones.

En la crisis de desarrollo que hablábamos al principio, y cómo uno de los problemas de los cuales a la gente más preocupa es la inseguridad; uno puede atribuir muchos factores: la impunidad, el fracaso de la justicia, crisis en la familia como institución, faltas de políticas educativas en las cárceles, corrupción, y así podríamos tener una lista inmensa, pero no es la idea.

Muchas de las personas con las que uno diariamente conversa, atribuye que la inseguridad primeramente sucede en el hogar, la falta de límites que uno no pone en casa, genera que nuestros hijos crezcan sin valores, como el respeto, por ejemplo.

Pero no sólo se da por eso, no se trata de algo lineal, hay una cadena de situaciones que se dan, la falta de posibilidades en la educación, falta de recursos económicos, políticas de estado que excluyen a los que menos tienen, que hacen que indirectamente se generen injusticias en los sectores más vulnerables y que a través de esto la inseguridad se de por un hecho delictivo. Ante estos episodios la indiferencia social también produce injusticia e inseguridad. Con esto no decimos que la pobreza esté ligada a la violencia o inseguridad, todo lo contrario, es la indiferencia de la sociedad a estos sectores la que genera la misma.

En nuestra ciudad vemos cómo diariamente los patrulleros policiales recorren los barrios, en las escuelas y colegios vemos también a policías apostados, los procedimientos y allanamientos policiales se hacen, “pero falta” dice una vecina de la zona norte. A veces parece que “la policía tiene miedo de detener a los delincuentes por miedo a represalias”. Como parte de un sistema debemos estar unidos la Sociedad y el Estado, así juntos podremos a través de políticas estatales y de compromiso social, enfrentar al flagelo de las drogas, combatir la inseguridad, controlar a las grandes empresas en el sobreprecio de los alimentos, generar condiciones y oportunidades laborales, jerarquizar los salarios entre otros temas, pero únicamente unida la Sociedad con el Estado, es cierto e innegable, en Formosa se hizo mucho, pero todavía queda mucho por hacer.

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