Caso Vivis Sanabria y Darío Velázquez: declararon el imputado y algunos testigos en el inicio del juicio oral

vivi-sanabria fcbComenzó ayer en los tribunales de la provincia el esperado juicio oral y público por el trágico siniestro vial ocurrido el 18 de agosto de 2013 sobre la ruta 11, a la altura del barrio Nueva Pompeya,  en el que perdieron la vida Viviana Yolanda Sanabria y Darío Velázquez, cuando el vehículo en el que viajaban fue atropellado de atrás por una camioneta Chevrolet S-10 al mando de Ulberto Colman, detenido por este hecho bajo el cargo de doble homicidio culposo agravado por la conducción antirreglamentaria, en concurso ideal con lesiones graves.
La audiencia de apertura se desarrolló en la sede de la Escuela Judicial, en el sexto piso del Edificio de Tribunales, ante un importante marco de público que asistió a presenciar las alternativas del proceso oral.
El juicio está a cargo de la Cámara Segunda en lo Criminal, integrada por los jueces Ricardo Rojas, María Nicora Buryaile y Alberto Sala (subrogante)  y  tiene como partes del proceso a la fiscal Norma Zaracho, a la defensa del acusado y a los familiares de las víctimas, en su rol de querellantes particulares.
Como es de práctica en todos los juicios orales, la audiencia comenzó con la lectura de los requerimientos de elevación a juicio: en primer término de los querellantes, quienes pidieron que el caso sea calificado homicidio simple con dolo eventual y lesiones graves, en razón de que el acusado, por el estado de embriaguez que tenía al momento del accidente y la velocidad desplegada (más de cien kilómetros por hora) debió representarse que su conducta constituía un riego, que en la práctica tuvo un “desenlace destrozo”.
También se dio lectura al requerimiento del fiscal, quien encuadró el caso como un hecho de doble homicidio culposo agravado por la conducción antirreglamentaria de vehículo automotor, en concurso ideal con lesiones graves.
De la investigación realizada en la etapa instructoria –que ahora será confirmada o profundizada en el juicio oral- se pudo establecer que el 18 de agosto de 2013 alrededor de las 20.30, a la altura del barrio Nueva Pompeya, sobre la ruta nacional 11, el automóvil Fiat Uno en el que viajaban las dos víctimas fatales y otras dos personas que resultaron con lesiones de diferente consideración, fue embestido de atrás por la camioneta Chevrolet S-10 conducida por el acusado Colman, quien iba acompañado por otras cuatro personas.
Foto archivo de la noche del accidente.
Producto del violento impacto, la camioneta destrozó la parte trasera del Fiat Uno que se arrastró varios metros, salió de la ruta y volcó en la banquina, pereciendo dentro de la unidad el conductor Darío Velázquez y una de las ocupantes, Viviana Sanabria, en tanto Rosalinda Veloso y Jacobo Lucas García, sufrieron lesiones de distinta consideración, resultando de mayor gravedad las heridas padecidas por este último.
Colman negó que haya bebido alcohol en exceso y se defendió argumentando que el Fiat Uno se encontraba “parado” en la ruta y sin las luces traseras encendidas. Pero el examen de alcoholemia realizado tres horas después del accidente,  determinó que tenía 2.79 gramos de alcohol en sangre, cuando el máximo permitido es de 0,50.
Con relación a los cinco ocupantes de la camioneta, ninguno de ellos resultó lesionado, ya que los elementos de seguridad del rodado funcionaron correctamente después de la violenta colisión.
Los ocupantes del Fiat Uno pertenecían al grupo de la Renovación Carismática Católica y volvían a la ciudad de Formosa después de misionar en parajes de la zona sur de la provincia.ALCOHOL Y VELOCIDADEl examen de alcoholemia realizado a Colman, tres horas después del accidente fatal,  determinó que tenía 2.79 gramos de alcohol en sangre, cuando el máximo permitido es de 0,50.
Las pericias también demostraron que al momento del impacto la camioneta se desplazaba a 102 kilómetros por hora, y además, según otros elementos probatorios incorporados a la causa, minutos antes los ocupantes de la Chevrolet S-10 habían protagonizado un incidente en Misión Laishí y, en el camino, desviaron velozmente un control policial.
Ese fatídico domingo 18 de agosto en horas de la mañana, Colman se había trasladado en su camioneta hasta la ciudad de Pirané donde retiró de una obra a tres de sus empleados.
Los cuatro se dirigieron luego hasta la localidad de Gran Guardia, donde almorzaron en la casa de la suegra del acusado. Allí comieron y bebieron cerveza.
Foto archivo
Alrededor de las 15.30 decidieron viajar hasta Villafañe para asistir al Festival de la Verdura y allí permanecieron toda la tarde para luego regresar a la ciudad de Formosa, pasando por la localidad de Misión Laishí, pero a la altura de Tres Marías, la camioneta arrolló de atrás al Fiat Uno que a una velocidad de 38 kilómetros por hora también estaba retornando a esta capital, con la diferencia que sus ocupantes, venían de realizar actividades pastorales propias de la Renovación Carismática Católica.
Al prestar declaración indagatoria ayer en los jueces del tribunal y las partes, el acusado Colman negó que haya bebido alcohol en exceso y se defendió argumentando que el Fiat Uno se encontraba “parado” en la ruta y sin las luces traseras encendidas. En su defensa alegó que se desplazaba a 50 kilómetros por hora y que al ver al vehículo desde una distancia de 15 metros, intentó eludirlo pero no logró hacerlo totalmente, alcanzando a impactar en la parte trasera izquierda del Fiat Uno.
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