“Juro por mi honor y por mi pueblo”, con esa frase el gobernador Gildo Insfrán comenzó su nuevo periodo constitucional hasta el 2019. No hubo más palabras, tomó el diploma y salió acompañado de sus hijas de una Cámara de Diputados repleta de invitados que esperaban con expectativa su mensaje, pero no lo hubo.
Insfrán si tuvo un gesto. El 10 de diciembre fue uno de los gobernadores que participó del acto de asunción de Mauricio Macri frente a la Asamblea Legislativa. No logró ocultar la insostenible ausencia de los diputados nacionales Luis Basterra, Inés Lotto y Juan Carlos Díaz Roig, junto a los senadores José Mayans y Graciela de la Rosa.Insfrán tuvo otro gesto. Al día siguiente de su jura, apareció por Olivos y se reunió con el resto de los mandatorios provinciales con el presidente Mauricio Macri.
Una imagen televisiva lo mostró saludando con la cabeza baja al Presidente, luego se fundió en un abrazo casi de hermanos con el ministro del Interior Rogelio Frigerio, con el que conversó días antes, construyó puentes, se acomodó. Durante el almuerzo tomó agua, comió poco y entre quejas por falta de plata de los demas, contó que no iba a tener problemas para pagar sueldo y aguinaldo. Un dato: fue el único gobernador que participó en las convocatorias que hizo Eduardo Duhalde y Carlos Menem.
Hubo temas sensibles en la charla entre los gobernadores, como el voto electrónico y la transparencia en la gestión de las cuentas públicas. Ambos capítulos en un enorme debe en el Gobierno Provincial y que atragantan a los funcionarios.
El gobernador formoseño sigue resistiendo al cambio. La imagen es la integración del gabinete provincial que fue pasando de la ilusión de renovación y nuevos rostros a la amarga repetición. Insfrán volvió a confiar en Jorge González para Gobierno, uno de los que bailaba en la cuerda floja pero ahora pasea a las carcajadas por la costanera mientras crecen los hechos de inseguridad y narcotráfico.
Ratificó a su médico personal José Luis Decima en Salud, el médico poli funcional Zorrilla en Educación, Jorge Ibañez en Economía y Producción, Raúl Quintana que preparó el asado desde temprano.
Entre los históricos merece mención aparte el ratificado Jefe de Gabinete, Antonio Ferreira. El primero en jurar y que se llevó una larga oración por sus méritos en el desempeño gubernamental, según la mirada de Gildo. La derrota de Fernando De Vido en la capital también lo arrastró y su poder quedó recortado: no maneja la Municipalidad, se quedó sin el Concejo Deliberante y le apareció un contrapeso histórico como Aníbal Gómez.
Hubo maquillaje sí. El ex ministro de Desarrollo Humano hasta el 2011, Aníbal Gómez, salto de la banca y se acomodó en el ministerio de la Comunidad. Una cartera de fuerte llegada a la gente con buen manejo presupuestario. Gómez siempre mantuvo buena relación con empleados de la salud y fue una víctima de Ferreira: creció en imagen, convirtiéndose en peligroso. Quedo afuera el ex gremialista municipal Telesforo “Chiquito” Villalba, su salida está envuelta en un oscuro manto.
En Turismo terminó Alberto Areco, con el premio cumplido de haber votado, como diputado, en 2003 la rere indefinida y con tiempo ahora para dedicarse a su emprendimiento gastronómico en Herradura. Desembarcó Ramiro Fernández Patri después de no ingresar como diputado nacional, completó su mandato como legislador provincial. Ya fue subsecretario de esa área que no tiene presencia política ni maneja billetera. La eterna promesa que ya no levanta suspiros.
En el ministerio de Planificación fue designado Daniel Malich que estaba en el IPV y es un hombre de referencia del intendente Jorge Jofré que dejó ese lugar pero que mantuvo una cartera de mucho peso propio y sostendrá en su órbita la administración de las viviendas. Ganó poder y desplazó a potenciales candidatos en el organismo: Fernando De Vido o Blanca Denis, ambos desocupados desde el 10 de diciembre.
Jofré es hoy la figura de moda entre los formoseños. Intendente electo con un buen desempeño e imagen. Asumió con un Concejo Deliberante conducido por su sector con un discurso de unidad pero con críticas encubiertas a su predecesor. Diseñó un Plan de 100 días para intentar recuperar una ciudad abandonada en los últimos 2 años, aunque en la atmósfera ya existen reclamos y exigencias para considerar esos tiempos.
Insfrán ratificó su rumbo con la designación de su gabinete y dispersó las expectativas que pueden inflar hombres nuevos con una impronta personal. No tuvo discurso, no tuvo anuncios, no dejó ilusión entre los 7 de cada 10 formoseños que lo votaron.
Esto más un contexto nacional áspero, son ingredientes que exaltan un clima de poca tolerancia para una luna de miel entre los recién asumidos. Es cierto, en la provincia ya llevan 20 acomodándose como para reclamar por más tiempo y paciencia.
Fernando López