El coche quedó incrustado. Los Bomberos lograron luego de varios minutos de profesional trabajo rescatarlo de entre los hierros. Los automovilistas que observaban las tareas no podía creer «como a pesar del fuerte impacto, no se veía una sola gota de sangre» en cercanías del lugar del impacto «ni en el auto».
Los médicos indicaron que sufrió heridas «muy fuertes» en las extremidades inferiores y «golpes internos». Cuando sacarlo del coche siniestrado, «con alguna dificultad hablaba» contaron los policías. El muchacho, oriundo de San Julián (Santa Cruz) pero «actualmente» reside en la ciudad capital.
El airbag, el cinturón de seguridad, Dios y la fortuna de que «nadie, en ese momento» circulaba en sentido contrario hizo que hoy «pueda contar la historia».