La cadena de comercialización de la droga necesita de “mulas” y “dealers”. Y aquí, en Formosa encuentra mano de obra desocupada. Lamentablemente, ser “portadores del mal” es una salida laboral para muchos comprovincianos.
Amparados en la marginalidad, las necesidades económicas y la falta de una legislación que castigue al “narcomenudeo”, los “capos de la droga” de la región avanzan a paso redoblado por las pavimentadas rutas formoseñas.
Queda mucho por hacer contra la droga, la verdadera enemiga de los formoseños
Mientras el gobernador Insfrán defiende sus discursos en guaraní y busca enemigos lejanos y cercanos –los medios nacionales y los opositores locales- los funcionarios que replican el mensaje cerrado del gobernador sin titubear.
Desde el gobierno aseguran que hay tratamientos para recuperar adictos. Es cierto y está bien que ello ocurra. Pero qué se hacer para prevenir que nuestros jóvenes caigan en las garras de la marihuana, la cocaína y psicofármacos?.
Cuántas veces escuchó de la boca del gobernador llamar a todos para encabezar una lucha contra la drogadicción?. No somos agoreros ni pesimistas. Tampoco sembramos discrodia, somos realistas. Y la realidad está a la vuelta de la esquina, donde los padres de familia sufren más por la inseguridad que por la falta de trabajo de sus hijos.
Una dirigente gildista del barrio 7 de Mayo comentó en QTH Radio que prefiere abandonar un módulo para resguardar la seguridad de su familia; la madre de un muchacho de 23 años detenido por asaltar a mano armada un comercio pidió que la justicia no lo libere.
En los barrios cuentan que “hay delivery en motos, a pie y a caballo”. La droga, madre de la inseguridad nos azota. Son necesarias más señales para reconocer el drama y comenzar a actuar a favor de la vida?.
Los pueblos tristes no triunfan, pero los pueblos arrodillados ante el poder de los narcos que influyen con métodos silenciosos y efectivos tienen un futuro minado de desconsuelo y a la deriva.
Nunca vimos en Formosa tantas maquinarias viales y obreros construyendo obras majestuosas que demuestran el crecimiento en insfraestructura de la provincia, también es cierto. Lástima que esas rutas se usan para transportar marihuana y cocaína.
Nunca vimos tantas iglesias y capillas católicas, protestantes, evangélicas que buscan contener a las víctimas de la droga. Pero a ellas solo les queda eso; la prevención es tarea de los gobiernos.
Para finalizar les dejo una reflexión del Papa Francisco, muchas veces tomado de ejemplo por funcionarios locales: «La droga avanza y no se detiene. Hay países que ya son esclavos de la droga y nos preocupa. Lo que más me preocupa es el triunfalismo de los traficantes. Esta gente ya canta victoria, han vencido, han triunfado. Y eso es una realidad. Hay países o zonas donde todo está bajo el dominio de la droga. Con respecto a Argentina, puedo decir sólo esto: hace 25 años era un lugar de paso de la droga, hoy en día se consume. Y no tengo la certeza, pero creo que también se fabrica».