El agresor, que era comerciante, había sido acusado del abuso de una menor, en una denuncia presentada oportunamente por González. Aparentemente, durante esta jornada Martínez debía comparecer ante la Justicia a raíz de esa denuncia, bajo apercibimiento de ser arrestado.
Ernesto “Tito” González no pudo prever que el cotidiano café con medialunas se convertiría en la trampa que le costaría la vida.
El reconocido -y mediático- abogado penalista correntino llegó, como todas las mañanas, a la confitería Martha de Bianchetti donde lo esperaba Walter Martínez quien simuló ser un cliente más, cuando su víctima terminó de hacer el pedido al mozo, se levantó de su mesa y sin mediar palabras descerrajó seis disparos que terminaron con la vida del letrado. Consumado el acto el matador se suicidó.
En la balacera Alejandro Dimitroff, otro abogado, resultó herido en la pierna y fue derivado a un centro asistencial para su atención, está fuera de peligro.
El “Salón de té”, como se caracteriza la confitería, está ubicado estratégicamente cerca de los tribunales y en pleno centro financiero de la capital del Taragüí y reúne a lo más granado de la sociedad correntina.
El asesinato conmocionó la neblinosa mañana invernal y se convirtió en trending topic en las redes sociales del nordeste.
No es para menos “Tito” González es acreedor de una dilatada carrera profesional que lo tuvo como protagonista en causas resonantes, además de una reconocida participación en política como dirigente del Partido Justicialista.
González era uno de los representantes legales de los querellantes en la causa del derrumbe de la obra de la calle San Martín, donde murieron ocho obreros; representaba a varios de los damnificados por la megaestafa de la financiera Boston Continental; fue representante de Pompeya Gómez, en la juicio por el secuestro de su hijo Cristian Schaerer; y defendió a Raúl Menocchio, en el asesinato del productor de cine y ex gerente de las cadenas televisivas Fox y HBO, Claudio Javier Nozzi.