Con respecto a esto, este matutino indagó con varias personas, que son testigos de lo que se vive durante la madrugada y las primeras horas de un domingo en las inmediaciones de los distintos locales bailables como otros puntos de la ciudad.
«Todos los fines de semana hay grescas, generalmente los que se pelean son chicos y como salen a correr para todos lados, la calle se vuelve un peligro. No miden hacia donde van, ni les interesa si viene circulando un auto», contó una joven consultada.
«Es un milagro que hasta ahora nadie haya sido atropellado por un vehículo, porque muchas veces pasó que se están enfrentando y la pelea continúa en la calle, en medio de los autos», narró otra chica.
Siguiendo el relato de los jóvenes que viven en primera persona los enfrentamientos, éstos contaron que es realmente una «misión» llegar a sus respectivas casas íntegros, ya que en las peleas vuelan piedras y demás elementos que pueden impactar en terceros, que nada tienen que ver con las grescas. «A la hora de pelear no miden nada, no les importa nada, tiran cosas para todos lados y se puede lastimar cualquiera», explicó un joven.
A pesar de que la Policía se encuentra controlando los lugares, los altercados aumentan generando preocupación, por la manera violenta en la que se producen.
«El fin de semana pasado, acá hubo una pelea grande, la Policía estaba del otro lado de la calle controlando a los vehículos y que la gente no se quede afuera del boliche, mientras acá se agarraron a las piñas», señaló una mujer, ubicando al lugar de los hechos sobre la calle Trinidad González casi la avenida Gutnisky.
Y siguió: «Un grupito se estaba desafiando adentro del boliche y como no pudieron agarrarse ahí, esperaron a salir para golpearse, hasta que alguien avisó a la Policía y después todos salieron a correr». Asimismo la joven relató que cinco personas, que aparentemente pertenecían a uno de los grupos que se estaban enfrentando, se encontraban paradas en el borde de la calle Trinidad González cuando un automóvil con varias personas a bordo pasó a alta velocidad muy cerca de los jóvenes simulando que los iba a chocar, provocando el grito del grupo como de quienes pasaban por allí. «Todos nos asustamos, porque si no llegaba a frenar los llevaba a todos por delante, era una locura, un verdadero descontrol», contaron.
En la misma línea, José, un remisero consultado y testigo de las cientos de historias que se desarrollan durante la noche contó que los fines de semana prefiere no trabajar recogiendo gente de los boliches, desde que una vez tiraron una piedra en el móvil rompiendo el vidrio trasero.
«Acá siempre es un descontrol, se tiran cosas, pelean sin medir que pueden dañar una casa, un auto o peor aún, a otra persona. Yo por eso elijo no trabajar por las zonas de los boliches a esa hora, porque tengo miedo que otra vez m rompan el auto, que es mi medio de trabajo, ya no puedo arriesgarme», expresó.
Los vecinos de zonas aledañas a los locales bailables también contaron que en más de una ocasión sufrieron destrozos en sus domicilios a causa de los desmanes. «Muchas veces me rompieron macetas que tenía en la vereda e incluso una ventana de mi casa porque tiraron piedras. Es indignante lo que ocurre», relató una mujer que vive en el barrio Incone, muy cerca de un reconocido boliche.
Con respecto a esto, varios jóvenes también contaron que el sábado último a la salida de un boliche ubicado sobre la avenida Gutnisky, un grupo de personas armó un altercado en una de las puertas del lugar donde se enfrentaron con la Policía por lo que la gente no podía salir del boliche. «A varias personas le rompieron la ropa. Había gente que no tenía nada que ver en la pelea y que terminó lastimada», relató.