La carta del Padre Nazar al pueblo de Ingeniero Juárez, “Lo que hemos visto y oído”

Queridos hermanos y queridas hermanas, después de los hechos que han sucedido y conocidos por todos ustedes, queremos expresarles, con humildad, nuestra primera reflexión. Estamos sufriendo esta grave situación junto a toda la comunidad de Ingeniero Juárez. Agradecemos esta instancia de convocatoria al encuentro, a la escucha y a la participación y deseamos que este proceso pueda aportar a la búsqueda de acuerdos para sanar las profundas heridas y las causas que las producen.Como nos enseña el Papa Francisco: “El conflicto no puede ser ignorado o disimulado. Ha de ser asumido”(EG 226).

Francisco Nazar
Francisco Nazar

La compasión del samaritano
Ante esta situación nos inspiramos en el Buen Samaritano (Lc. 10,25) de la enseñanza del Evangelio de Jesús.Esa persona golpeada es hoy Ingeniero Juárez en su diversidad de culturas. Queremos decirles que, como Iglesia hemos elegido el camino del buen samaritano y ofrecemos toda nuestra colaboración posible para la sanación de raíz, que provocan estas situaciones de violencia e injusticia, e invitamos a todos a trabajar, aportar y orar por la paz y la amistad social.
La situación social. La situación política
Somos testigos de la valentía y claridad de las palabras expresadaspor la gente de las comisiones en este proceso de escucha.Palabras que brotan de corazones heridos. Nuestra sociedad vive un difícil cambio de época, que requieren de la participación amplia de todos, respetando los tiempos de cada uno.
Sintetizamos lo que hemos visto y oído en estos días:
• El monstruo de las drogas, el narcotráfico y el alcohol, que llega de otros lados y no de los pobres, ha enfermado seriamente a la sociedad y en especial a los jóvenes. “Es un veneno queestá matando a nuestros jóvenes” expresan los padres.
• Las familias y en especial las madres lloran este dolor y viven la impotenciade no saber cómo educar, prevenir y cuidar a sus hijos hoy.“Nos conmueve acompañar a las madres y los padres que ya no saben qué hacer con sus hijos adictos, a quienes ven cada vez más cerca de la muerte. Nos quedamos sin palabras ante el dolor de quienes lloran la pérdida de un hijo por sobredosis o hechos de violencia vinculados al narcotráfico”, acaban de expresar los obispos argentinos.
• La falta de trabajo y oportunidades generan un vacío y una profunda angustia en los jóvenes “sin horizontes de vida”.
Mirando más profundo, buscando las raíces:
• Vemos serias actitudes de enemistad social, que van en crecimiento, hasta llegar a los limites de un racismo, que dificulta la convivencia en la diversidad.
• La violencia institucional acrecienta el dolor y el resentimiento y se expresa en: la represión, la falta de respuestas policiales y judiciales cuando las víctimas son aborígenes o pobres, el vaciamiento del sistema de salud y el deterioro de la calidad educativa.
• La degradación política y la falta de conductas éticas generan una sensación de manoseo de las personas e instituciones de la democracia.Esta forma de hacer política divide profundamente las comunidades y atenta con la pertenencia al grupo.
Creemos necesario seguir escuchando a la Comunidad de Juárez para hacer un buen discernimiento de lo que está pasando.
Ante ello, como Iglesia queremos decir y aportar hoy:
• Somos conscientes que el momento electoral no es el mejor contexto para la resolución de esta situación. Nos encontramos en una emergencia que requiere, la participación social y un autentico compromiso y presencia del Estado, que conduzca y encause la recomposición social e institucional.
• Esta primer escucha ha sido parcial y mucha gente ha quedado con ganas de hablar y participar. Esta crisis es una oportunidad histórica. Nos alegra la decisión de continuarla ampliándola a los distintos barrios.
• Alentamos las propuestas consensuadas en la reunión del 7 de mayo de 2015.
• Creemos que hay soluciones inmediatas, de mediano plazo y de largo plazo. En relación a las inmediatas sugerimos:
a) una tregua social entre criollos y aborígenes dejando de incentivar los insultos, los desprecios, las acusaciones, tanto personales como en los medios. Como vulgarmente decimos “no echemos leña al fuego”. Nos necesitamos todos para derribar los muros del desencuentro y construyamos puentes de paz y de entendimiento. No a la violencia de pobres contra pobres.
b) una pronta y mayor presencia de los controles de Gendarmería Nacional y del Estado provincial. Los obispos argentinos expresaron que: “La complejidad de este tema es tal que solo será abordado eficazmente por medio de amplios consensos sociales que deriven en políticas públicas de corto, mediano y largo alcance. Pero perseguir el delito es tarea exclusiva e irrenunciable del Estado. Recogemos también la preocupación por la desprotección de nuestras fronteras, y por la demora en dotar de adecuados sistemas de radar a las zonas más vulnerables (7). Formosa es una de esas fronteras.
• Nos comprometemos, a la escucha de todos y aportar para un nuevo pacto social que garantice la PAZ, LA JUSTICIA Y LA DIVERSIDAD.
Concluimos este primer aporte -que les escribimos con humildad y esperanza- con las mismas palabras de los obispos: “No dejemos que nos roben la esperanza, ni que se la arrebaten a nuestros jóvenes. Cuidémonos los unos a los otros. Estemos particularmente cerca de los más frágiles y pequeños. Trabajemos por una cultura del encuentro y la solidaridad como base de una revolución moral que sostenga una vida más digna”. (13)
Los abrazamos con afecto en nombre de la Iglesia y de quienes estamos trabajando con amor para que la paz de Jesús este en medio de ustedes.
Ingeniero Juárez, 10 de mayo del 2015

Padre Eduardo Ramos Padre Francisco Nazar
Párroco de Ingeniero Juárez Vicario para los Pueblos Originarios

Salir de la versión móvil