Los micros urbanos y su deficiente servicio, el estado de las calles en muchos barrios de la ciudad, el hartazgo de los comerciante por la creciente actividad en el Mercadito Paraguayo con la vista gorda del jefe comunal que permite «la competencia desleal» en contrapunto con las múltiples exigencias a los legalmente registrados.
Además, se suma la variedad de obras o servicios tercerizados (barrido y limpieza, pavimentación) y «el aporte» a la empresa Ciudad de Formosa a quienes se le paga hasta el RTO. Situación observada con bronca por los remiseros.
En la lista se agregan las obras que duran menos de una campaña electoral; por ejemplo el patinódromo o varias calles pavimentadas a las que le aparecen los baches en pocos meses o semanas.
Estas cuestiones ligadas a la cotidianedad desgastan la figura de De Vido pesar de su apego al trabajo y las innegables acciones que modificaron la vida de los capitalinos. A veces, la falta de sentido común lo aleja del formoseño que vive, ama y pretende una Formosa hermosa, linda y más ordenada.
Pero lo que más le preocupa a Nando es la coincidencia de las elecciones donde también aparecen otros candidatos de su propio partido con peso propio (Jofré y Cacho García) y de la oposición (Buryaile). Escenario adverso si los hay, considerando que el ingeniero pretende la reelección para continuar en su despacho en el edificio de la estación de trenes.