Bocha, el militante que se paró frente al gobernador pidiendo construcción de la UNaF

Para responder a esta pregunta bien viene a cuento aquella fábula de los tres albañiles que picaban cascotes. Los tres hacían lo mismo. Al preguntárseles qué estaban haciendo, se pudo diferenciar el tipo de “militancia” o de sentido que cada uno le otorgaba a su vida.

«Yo pico cascotes», dijo el primero. «Yo construyo un contrapiso», afirmó el segundo, imprimiendo a su actividad un horizonte mayor.

bocha pereira comunicado

Y el tercero con una sonrisa en el rostro y en actitud de explicación a su ocasional interlocutor, afirmó que estaba construyendo una catedral donde la comunidad toda pueda venir a rezar.

Hoy entendemos la militancia como el compromiso que asume un individuo en favor de la comunidad. Militante, sería entonces aquél que tiene visión de conjunto, que no se queda atrapado en horizontes cortos, personales o sectoriales. Es quien tiene una visión y comprende su misión en favor de un proyecto totalizador, y es capaz de dar lo mejor de sí en favor de este proyecto.

El Bocha Pereyra fue un joven como tantos. Iba a la escuela, hizo el catecismo, practicaba deportes… Eso sí, destacándose en todo. Pero si en algo se destacó fue precisamente en el liderazgo político, en su compromiso en favor de las reivindicaciones más sentidas por la comunidad formoseña. Lo que hacía, aquello en lo que se asemejaba a sus compañeros y compañeras de curso, era exactamente lo mismo que hacían los demás. La diferencia cualitativa fue la perspectiva.

Como la de su tio Monchi Diaz, como la de los compañeros de sentada en el “Zapiolazo”, como lo fueron Ricardo Borgne o el Ñaño Gauna entre otros tantos. Hoy que se recuerda el día de la militancia, cuando los jóvenes de la generación del Bocha nos atrevimos a salir a recibir al General Perón quien arribaba al país después de 18 años de exilio “custodiado” por la dictadura de Lanusse en Ezeiza, viene bien evocar la memoria de aquel líder estudiantil formoseño, hijo de uno de los miembros del primer gabinete provincial nombrado por Juan Domingo Perón después de la ley de provincialización, protagonista de aquella célebre sentada juvenil ante el cine Italia para exigir la pronta construcción de una universidad para los formoseños.

Con toda la vitalidad de una juventud politizada que pedía paso para acceder al conocimiento como el mejor camino para la toma del poder en favor de las mayorías. Con la impetuosidad y hasta irreverencia de quienes no estaban atados a otros intereses que no fueran los suyos; de quienes no respetaban bandos militares que se supreponían a la legitimidad de las urnas.

Esa visión de conjunto, ese compromiso, aquella politización, si bien le costó la vida, el escarnio y la invisibilización por casi cuatro décadas, hoy podemos decir que cosecha lo sembrado: los formoseños tenemos universidad, contamos con un nivel superior vivo en distintos institutos diseminados en toda la provincia, con modalidad aborigen en el sistema educativo, equipamientos de última generación… etc. etc. La política, para el Bocha, ha sido entendida como semilla que da su vida para florecer el día de mañana.

Como aquel albañil que picaba piedras, no solo para su sustento, sino para la construcción de un espacio común que otros disfrutarían en el futuro.

Digno ejemplo para las nuevas generaciones que han nacido en democracia y en nuestra provincia: la militancia exige sacrificio de sobreponer legítimos intereses individuales en favor de las necesidades del conjunto. Desde esta perspectiva, los otros albañiles del cuento, que a diario los podemos identificar, no podemos afirmar que no construyan, lo hacen a su modo -un tanto más mezquino o diminuto-, pero no les cabe, aunque algunos puedan ser hasta funcionarios, el título de “militante”.

Como sí le cabe a la juventud y a los trabajadores que protagonizaron la resistencia peronista para traerlo de vuelta al General al país. Y en especial, aquí en Formosa, mucho más ahora que recuperamos sus restos, si hablamos de militancia, debemos también recuperar la memoria y referirnos, como acto de reconocimiento y hasta de desagravio, a Julio Andrés “Bocha” Pereyra.

Juan Eduardo Lenscak

Día de la Militancia 2014

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