Violencia juvenil, para la D.P. «hay que bajar la conflictividad y no culpar a los medios»

La Dirección de Derechos Humanos y Grupos Minoritarios, Discriminación, Xenofobia, Trata de Personas, Discapacidad de la Defensoría del Pueblo de la Provincia de Formosa, viene haciendo una serie de recopilación de antecedentes, para poder comprender y entender una de las peores patologías que venimos viviendo en nuestra comunidad en los últimos tiempos y que se relaciona con la violencia; la cual se ha acrecentado de manera tal que ya afecta a todos los estratos sociales sin distinción alguna.

Este fenómeno es necesario abordarlo, señalaron desde la Defensoría del Pueblo (D.P.), con mucho cuidado, pues si queremos conocer sus causas y como neutralizarlas, podemos nombrar a la pobreza, la exclusión social, la desocupación, la desintegración de las familias, la falta de creencia en las instituciones y también en los medios de comunicación, entre otros.

cara cortada barrio la rosa

Por un lado, surge nítidamente que el aumento del costo de vida y las dificultades para conseguir buenos trabajos, traen como consecuencia que las familias no puedan acceder a los recursos básicos para el desarrollo psíquico físico de los individuos.

La violencia, además de los factores anteriormente nombrados, repercute en algunas erróneas decisiones que se adoptan desde el sector público y en donde a modo de ejemplo, tenemos el caos vehicular en nuestra ciudad, que producen – violencias verbales y hasta físicas-, las contiendas deportivas- donde es inaudito que se destinen tantos efectivos policiales para una supuesta fiesta del deporte como lo es el futbol, los padres que permiten a sus hijos deambular por boliches y por la calle a cualquier horario, los maestros que son objeto constantemente de ataques por parte de padres y de los alumnos, lo que hace que se pierda el concepto de Autoridad,  la no atención como corresponde en sectores públicos y privados,- que hacen de disparadores de todo tipo de violencia, la increíble proliferación de grupos internos en los barrios que se juntan para dañar a las personas y para perjudicar el patrimonio de terceros y los establecimientos penitenciarios, hacen que actualmente la resocialización del reo se vuelva  una utopía y se produce que son más los casos de aquellas personas que al ingresar a la cárcel se vuelcan posteriormente al delito que los que logran su readaptación.

Por otra parte en nuestro país, y en nuestra provincia, vivimos en una permanente  contraposición de discursos. Son reiterados los debates entre aquellos que intentan buscarle una solución al problema de la violencia.

En lo que hace a la inseguridad,  podemos encontrar dos criterios claramente definidos y contrapuestos, en un primer criterio tenemos a los que se postulan detrás de las llamadas “medidas de mano dura”, reclamando medidas retribucioncitas, donde el delincuente deba sufrir un castigo equiparable al hecho dañoso que cometió, es decir aplicar la pena sin ningún fin preventista o utilitarista. Basta hacer un poco de memoria y recordar los eternos debates mediáticos sobre la imposición de la pena de muerte y la baja de la imputabilidad para los menores de edad; o las aberrantes expresiones por parte de figuras públicas como: “a los delincuentes hay que meterles bala”, “un delincuente, una bala”, “el que mata debe morir”.

Dentro de esta postura se enarbolan figuras mediáticas como Juan Carlos Blumberg,  Baby Etchecopar, Ivo Cutzarida y otros. En un camino opuesto encontramos a los llamados “garantistas” que se caracterizan por el respeto a las garantías del individuo y a la ley y la búsqueda de soluciones al problema de la inseguridad a partir de criterios basados en la resocialización y en la prevención. Encontramos en esta postura a Eugenio Raúl Zaffaroni, en su momento Carmen Argibay y otros.
Lo cierto es que una muerte no se resuelve con otra muerte, lo que tendremos serán dos muertes y nunca la solución del problema. En los países donde se impuso la pena de muerte, no solamente no disminuyó el delito, sino que siempre está latente la posibilidad de ejecutarse a personas inocentes.

Institucionalmente una posible solución para frenar la violencia y la inseguridad debe basarse en el fortalecimiento de las instituciones básicas que contribuyen a la formación del ser humano, como son la escuela y la familia, y especialmente la escuela, dado que desde una edad muy temprana concurrimos a ella, y es ahí donde se consolidan los valores con los que vamos a proyectar el resto de nuestra vida, hay que generar en las niñas, niños y jóvenes un espíritu de responsabilidad que con el paso del tiempo se convierta en cultura del trabajo y para ello es necesario que en todo nuestro país existan mayores y nuevos puestos de trabajo, ya que el individuo que no tiene recursos para subsistir, pierde el interés por la educación y por cualquier otro tema.

Por último también es necesario analizar dentro de las causas  generadoras de violencia, lo atinente a los medios de comunicación, pues en reiteradas ocasiones nos encontramos que tanto la prensa grafica como visual maximiza o minimiza ciertos sucesos que no son tales, ya sea por oposición al gobierno o simplemente por ser medios sensacionalistas, y de hecho cada medio informa de acuerdo a sus propios intereses.

Los citados tienen necesidad de atraer a la audiencia y esto se puede observar claramente en la reproducción de sucesos policiales difundiendo exclusivamente aspectos negativos de la realidad, como la droga, los homicidios, robos, estafas, abusos sexuales, violencia y ello trae como consecuencia una fuerte paranoia, discriminación y división social.

Por ello afirmamos que en la actualidad estamos viviendo un fuerte fenómeno de desinformación, donde si bien la emisión de información es día a día más amplia, cada vez es más difícil obtener información objetiva libre de subjetividad.

Entonces surge la necesidad (y esto sin culpar a los medios, pues somos defensores a ultranza de la libertad de expresión), de que entre todos, cada uno desde su lugar de trabajo, busquemos bajar la conflictividad en un principio, para luego reestructurar rápidamente con medidas profundas las Instituciones básicas de la sociedad como lo son la familia y la escuela, siendo la presente una mirada sobre los últimos hechos de violencia que atrajeron nuestra atención. Y de allí nuestra postura, la cual podrá ser compartida o desechada.

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