Ocurre hace varios años electorales. Son muchos los que despotrican contra el gobierno, pero.., el día que el soberano da su veredicto los votos del PJ inundan las urnas.
Desde la oposición argumentan, en algunos puntos con razón, que esos resultados obedecen a la “tramposa” Ley de Lemas, el desmedido uso de los medios del estado al servicio de la campaña electoral, entre otros cuestionamientos.
Pero, es solamente eso?
El equipo que, desde que asumió la gobernación, Insfrán forma para “entrar a la cancha” fue sumando adeptos en diferentes categorías. La hinchada es muy heterogénea.
Tiene titulares, como Antonio Ferreira y Floro Bogado. Uno es el único ministro que lo acompaña desde diciembre de 1995; mientras que Floro es el “elegido” para su fórmula desde igual fecha.
También “Papacito” Cabrera mantiene fija su silla en la línea de sucesión, pero poco a poco su poder se viene congelando.
Entre los suplentes, que siempre, se mueve. Entre ellos figura el actual ministro de Economía, Jorge Ibáñez. El hombre de barba tupida tuvo ciclos como funcionario y otros con licencia.
También tiene estrellas que irrumpen en el equipo de todos, pero buenas a primera, regresan a las inferiores: por ejemplo, Aníbal Gómez.
Tiene jugadores que están en el equipo, pero no juegan todos los partidos: como José Mayans, que es buen atacante, pero cuando intenta defenderse lo desbordan muy fácil.
El “club de Gildo” tiene socios activos, vitalicios y adherentes.
También están, los encargados de transmitir los eventos que nunca dejan de resaltar las bondades del estadio, ni la condición de visionario del presidente del club. Hay relatores muy bien pagos y otros “tiracables” que se conforman solamente con la fama.
En la cancha de Gildo, todos cantan la misma canción. Y son muchos los medios que reflejan esas estrofas; aunque la pauta se mide con varas diferentes. No todos tienen el mismo impacto creativo.
Los invitados especiales tienen un palco y son muy bien atendidos cuando recién firmaron el libro de pases. Llevan banderas de otro color, pero con el tiempo se destiñen, se opacan.
Son recibidos con una copa de bienvenida, pero después que comienza el partido “no les pasa un mozo ni por asomo”.
Claro, todos los mozos quieren ser gremialistas; “puede ser una plataforma, una buena oportunidad para vender autos alta gama” comentan entre ellos con sonrisas cómplices.
Los “camuflados” van con gorros, envueltos en banderas o con la cara pintada. No se los reconoce, pero suelen ser “beneficiados” con alguna ayudita. Gritan poco, pero suman su voto cuando se elige al presidente de la Comisión Directiva.
La cancha siempre está llena. Pero igual, personal especializado controla sigilosamente el acceso. Anotan todo. No permiten infiltrados. Ah, si sos socio y te olvidaste te ir a la cancha… te lo recuerdan con un llamadito y para la próxima te pueden aplicar el derecho de admisión.Volvés a la cola, esperando tu oportunidad de entrar.
El equipo de Gildo ganó casi todos los partidos. Una vez, alguien cambió la fecha de un un encuentro y osó quitarle el invicto. Fue tal la desazón que -después- quisieron llevar intrépido hasta la cárcel!!.
Cuentan los memoriosos que años atrás, un árbitro falló en contra del equipo “de todos”!!!. El revuelo terrible. La hinchada sucumbió. Pero todo terminó en buen puerto: la Liga sancionó al hombre de negro y lo mandaron a descansar con los bomberos.
Buen fin de semana y gracias por la buena onda.