“Hay más riesgo en un termómetro con mercurio en la boca de un bebé, que en una planta procesadora de uranio”

“Hay más riesgos en una estación de servicio o transitar por la Circunvalación, en un termómetro con mercurio en la boca de un bebe, que en una planta procesadora de uranio”, aseguró el  físico nuclear formoseño, Rolando Granada, docente del Instituto Balseiro, expuso su punto de vista acerca de la preocupación de la gente en torno a proyectos de radicación de emprendimientos vinculados a la energía nuclear en nuestra provincia.

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Rolando Granada, docente formoseño del Instituto Balseiro.

Fue categórico al defender el “uso pacífico” y los “estrictos controles nacionales e internacionales” que estos demandan, al tiempo de marcar que “hay más riesgos en una estación de servicio, en transitar por la Circunvalación o en un termómetro con mercurio que introducimos en la boca de un bebe, que en una planta procesadora de uranio”. Incluso se mostro de acuerdo en que la gente “se preocupe y lo manifieste”, porque entiende que “les interesa el tema”, aunque también aconsejo a canalizar apropiadamente esas dudas y no “dejarse llevar por mensajes de fundamentalistas”.

Primeramente y al ser consultado sobre la firma Dioxitek, una planta procesadora de uranio que habría mostrado interés en radicarse en la provincia, expuso que pertenece a la Comisión Nacional de Energía Atómica en un 99% en su paquete accionario.

“Está dedicada a la producción de dióxido de uranio y fuentes sellados de cobalto 60. El dióxido de uranio es un polvo, que luego es empleado en otras empresas, en Buenos Aires, para producir los elementos combustibles que utilizan nuestras centrales nucleares”, indico.

La planta de Dioxitex en Córdoba,

Señalo que “se maneja uranio natural, el que como otros materiales es peligroso, no desde el punto de vista radiológico, sino desde el punto de vista químico”, para clarificar: “No hay nada más peligroso que el mercurio el de los termómetros, que lo tenemos en la casa, y se lo ponemos en la boca de los bebés. No hay peor cosa, es un veneno tremendo”.

“Todos los materiales pesados son tóxicos, pero los empleamos. El uranio hay que tener cuidado con su toxicidad química, como con cualquier otro elemento químico. Llegan al puerto, se trasladan a la fábrica, de allí vuelve a salir en tambores especiales, con características de hermético, sale como polvo. Va a otra fábrica para hacerlo combustible, son barritas de materiales especiales, y el material nuclear, en una forma diferente, son como pastillas de dióxido de uranio”, explico.

Dijo que Dioxitek “es una planta química, donde hay procesos químicos de por medio, como una planta que produce aluminio, que a partir de un mineral, extrae un elemento purificado como es el dióxido de uranio. Hay procesos químicos, con toda la seguridad adicional que exige la legislación para el tratamiento de estos elementos nucleares”. Aquí marco que “una estación de servicio es mucho más peligrosa, porque todos tenemos una tendencia a no respetar las reglas, nos parece como natural, se construyen todo tipo de edificaciones al lado de un surtidur, cuando hay normativas al respecto. Ni hablar de los contenedores y como debe estar los grandes tambores bajo tierra”.

Opinó que “tiene que ver con la percepción social del riesgo, cambia dramáticamente cuando uno está familiarizado o no. Yo podría imaginarme, que si hablamos de termino de riesgos, es mucho más riesgo transitar por la avenida Circunvalación, que estar viviendo como yo hace cuarenta años, al lado de un reactor nuclear, como lo hago”.

 

CAREM

Respecto a otro de los proyectos, en este caso del reactor nuclear Carem para producir energía, insistió en que ya dijo muchas veces que “trabajo para la Comisión Nacional de Energía, creada por Juan Domingo Perón en 1950, cuyo objetivo primario es acercar, llevar, a la población los beneficios del uso pacífico de energía nuclear. Todas las actividades que realiza la institución, están normadas, auditadas, por instituciones nacionales e internacional por ejemplo Brasil, nos controlamos mutuamente”.

Granada dijo que “el uso pacífico de la energía nuclear es algo que está absolutamente monitoreado y bien caracterizado y que se utiliza intensivamente. Con el tiempo, se han ido incorporado medidas adicionales de seguridad, porque podemos estar afectados, un operador puede volverse loco e internar provocar un desastre. Las centrales actuales están preparadas con medidas de seguridad intensas, el reactor Carem es un diseño muy avanzado en seguridad, tiene minimizado el uso de máquinas rotantes, las medidas de seguridad están basadas en fenómenos físicos, es una planta segura”.

Sostuvo que también los controles son muy estrictos en otras instalaciones como es el caso de Dioxitek, por ser una planta química que trabaja con material nuclear.

Expuso que “diariamente miro los diarios de Formosa, y la preocupación de la gente es natural, y está muy bien que lo haga. Uno tiene que saber que la preocupación debe ser bien canalizada, no caer en el terror, escuchando estos discursos tan fundamentalistas, sino decir por qué será que en otros países, en Europa, que son paradigmáticos en el cuidado del medio ambiente y de la gente, como Suiza, Suecia, Finlandia, usan energía nuclear en un porcentaje del 40%, cuando en nuestro país es del 7%. Y por otro lado, cuales son los riesgos reales que han acarreado esas centrales a los países”.

Afirmo que “la humanidad irá empleando los medios y formas más apropiadas para garantizar la sustentabilidad en la provisión de energía en general. En ese contexto el uso de energía nuclear es uno más, usaremos lo que tenemos, si en Formosa en el interior es muy complicado, deberemos usar energía solar.  Que no se usa en todo el mundo porque es carísima, tiene tantos niveles de contaminación”.

Agregó que “todas las cosas tienen su pro y contra, necesitamos que la gente esté informada, y vaya tomando sus decisiones, pensando en el futuro, en la sustentabilidad, no pensando si se llama nuclear o no. Todos somos nucleares, formados por átomos, núcleos. No soy un fanático, creo que es una de las formas viables, útiles, que presta un buen servicio a la humanidad, y en particular a Formosa”, para marcar que estaba hablando desde un lugar situado a  “200 metros de un reactor, trabajo así a 42 años, mi casa está a 500 metros del reactor, así creció mi familia”.

Marco a modo de ejemplo tranquilizador, que Suiza, un país que es mucho más pequeño que Formosa, tiene en su territorio donde viven 8 millones de suizos, cinco centrales nucleares de gran porte, que proveen casi el 40% de toda la energía de esa Nación. “Es uno de los países más bellos, todo el mundo quiere ir, ellos son muy cuidadosos del medio ambiente”, expuso.

Concluyó señalando que “estoy yendo a Formosa muchas veces al año, involucrado a la educación técnica, donde tenemos que trabajar mucho, dar información a la sociedad, y a nivel de los cursos básicos, una información veraz, para que la gente sepa que la energía nuclear no es algo inventado por el hombre. Necesitamos informar a la sociedad y educar a nuestros ciudadanos para que las decisiones las tomen con una base de conocimiento y su criterio. La decisión debe ser sí o no en cada caso, pero debe estar seriamente documentada”.

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