Recuperación de adictos: una abuela de 85 años cedió un terreno para crear una centro

Frente del local que, ahora, está "parado".

Ramón Torres junto con su madre cedieron a Narcóticos-Anónimos un terreno con edificación para la concreción de una comunidad terapéutica en la provincia que brinde atención a jóvenes formoseños con problemas de drogadicción.

«Acá hay un proyecto. Mi mamá de 85 años donó en comodato a NarcoAnom una superficie de 15 metros por 46,25 metros y yo realicé una edificación de 12metros por 9 metros que está  techada, pero que no está terminada», relató Torres.

La abuela tiene 85 años. Aquí con su hijo.
La abuela tiene 85 años. Aquí con su hijo, de profesión albañil. Él mismo construyó «lo que hay» de la obra del centro de recuperación.

Ramón Torres es un ejemplo de cómo puede construirse, incluso a partir de una desgracia: la edificación que cedieron junto con el terreno pudo concretarse por medio de un dinero que recibió por un juicio por mala praxis a su hijo pequeño «esta edificación la construí por una desgracia que tuve, una mala praxis a mi chiquito de 5 meses que falleció, me dieron un dinero y decidimos con mi señora construir algo para la comunidad ahí. Mi decisión fue esa, construir para ayudar a los chicos que más necesitan».

Torres también se refirió a la difícil situación de ser padre de un joven adicto: «Yo soy uno de los afectados, por eso es que mi lucha comienza, yo no tenía idea de lo que era padecer y sufrí en carne propia. Es difícil ser padre de un adicto. Muy difícil porque afecta a toda la familia no solamente al padre o a la madre. Hay noches que yo ando detrás de mi hijo hasta las 1 o 2 de la mañana buscándolo. Es muy difícil».

Ramón Torres muestra lo que «pudo construir». Ahora, faltan fondos para continuar.

«Todos dicen a mi no me va a tocar, pero cuando le toca a uno es muy duro, muy doloroso. Es desesperante porque uno no sabe qué es lo que va a pasar», agregó.

«En primer lugar es difícil aceptar que el hijo de uno consume: se entera el vecino, el hermano, el pariente, todos se enteran y los últimos en enterarse son el padre y la madre. Es muy difícil aceptar» continuó y les aconsejó a padres que atraviesen una situación similar: «yo digo que acepten, que no tengan miedo, que pidan ayuda. Es difícil pedir ayuda porque la respuesta no viene muy rápidamente. La respuesta es muy lenta».

«Creo que tiene que ser más ágil, más rápido, detectar un problema y tratar de solucionarlo porque si uno espera, la situación empeora día a día. Yo no puedo llevar a mi hijo al psicólogo una vez al mes, porque el resto de los días mi hijo va a consumir y al psicólogo o al psiquiatra va a ir por compromiso, para cumplir», señaló en cuanto a la falta de respuesta ante esta problemática.

También relata el aumento del consumo en Formosa y la baja de la edad de los pibes adictos.

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