Medio monopólico dice que tuvo una «una fascinante travesía por la naturaleza formoseña», le creemos?

Una publicación del diario Clarín, calificado por políticos y adherentes locales como «monopólico» y «mentiroso», cuenta las bellezas que encontró en Formosa. Le creemos?, o es una falacia?.  La «muchachada» de Formosa Receptiva ayudó para la concreción de este artículo.

formosa safari clarin

 

LA NOTA SE TITULA: «Una fascinante travesía por la naturaleza formoseña» (POR PABLO BIZON / ESPECIAL PARA CLARIN)

El Parque Nacional Río Pilcomayo y Herradura son las máximas atracciones de un paseo entre especies nativas.

Ojo, miren bien que en cualquier momento aparecen los velocirraptors, pero hay que estar atentos porque son muy rápidos”. No sé bien cuándo comenzó la broma, pero sí que la inició nuestro guía, Diego Bregant, y que enseguida se transformó en un clásico de este recorrido por Formosa; de la capital y su costanera a la fascinante naturaleza que la rodea: reserva de biósfera, parque nacional, centro de rescate y educación ambiental, un mundo acuático –bañados, ríos, lagunas, arroyos– y un inmenso monte virgen, hogar de decenas de especies.

No muchos destinos, la verdad, pueden ofrecer una naturaleza tan virgen, con desarrollos urbanos y turísticos apenas incipientes. Eso, que para algunos puede significar una desventaja, es para muchos otros justamente el gran atractivo de esta provincia del Litoral argentino. Paradójicamente, nuestro viaje se inicia en el elegante hotel Howard Johnson, un cuatro estrellas abierto no hace mucho a medio camino entre el aeropuerto y el centro, y que incluye todo lo que se supone debe tener: piscina, gimnasio, spa próximo a inaugurar y casino.

Pero lo dicho: si algo destaca especialmente a Formosa, es su naturaleza. Y son menos de 10 minutos desde el centro de la ciudad hasta la reserva de biósfera laguna Oca, un conjunto de lagunas y riachos que es hogar de unas 300 especies de aves –sitio declarado por Birdlife Internacional como área importante para la conservación de aves– y en el que se puede andar en bici o alquilar botes, o simplemente pasar un día en una linda playa de arena.

No hay hasta aquí señales de los velocirraptors, pero todas las miradas se van, como atraídas por un imán, al enorme yaguareté de ojos penetrantes y al bellísimo aguará-guazú, especie de zorro salvaje de patas largas y andar elegante. A 23 km de Formosa y 125 de Asunción del Paraguay, el centro de rescates Guaycolec es una reserva pero, especialmente, centro educativo. Aquí llegan animales heridos y sobre todo decomisados a los traficantes: monos capuchinos y carayá, tucanes, guacamayos multicolor, tortugas terrestres y acuáticas, carpinchos, tapíes. En el lugar conviven y reciben cuidados y la visita de turistas y colegios, que aprenden de la pasión de Silvio Maciel, guardaparques del lugar hace más de 30 años.

“¡Ahí están, era verdad: velocirraptors!”, grita alguien desde la combi mientras, justo delante, una familia de ñandúes corre por el camino de tierra que se interna en el Parque Nacional Río Pilcomayo, a 170 km de la capital formoseña. Incluido en la Lista de los humedales de importancia internacional por la Convención Ramsar, el Parque protege una zona representativa de los ambientes del Chaco Oriental o Húmedo, con ambientes de selva de ribera y monte fuerte.

Uno de los senderos que parten de la intendencia llega a Laguna Blanca, el mayor espejo de agua del Parque, con 800 ha. Cuando la vegetación se abre y deja ver la enorme laguna, un yacaré overo parece protestar por nuestra llegada, antes de tirarse al agua desde la pasarela en la que tomaba sol. Los camalotes, de flores violetas, colorean las orillas, mientras vamos subiendo al mirador desde el que se otea el horizonte salpicado de palmeras. El otro ingreso desde la ruta 86 atraviesa el parque de sur a norte pasando por el estero Poí y llegando hasta el río Pilcomayo, límite con Paraguay.

Lagunas y arroyos

Cuando, en una de las vueltas del arroyo Cortapick, el timonel Juan de Marchi apaga el motor de la lancha, es como si de pronto nos cubriera un manto de silencio, en el que los sonidos se ahogan, se amortiguan. Al rato comienzan los relatos de historias y leyendas del campo formoseño –apariciones, luces malas y otras yerbas–, mientras algunos monos carayá se zarandean en lo alto de los ambay, los timbó y los ingá que forman la selva en galería a la vera de ríos y arroyos.

Estamos cerca de Herradura, un pueblo ubicado a la vera de la laguna del mismo nombre, en el que tantos ríos, lagunas y riachos marcan la agenda: la pesca es una actividad central, con la Fiesta Nacional de la Corvina cada verano y la Fiesta de la Piraña en mayo. Además de concursos de pesca, hay exposiciones y actividades.

Poco después nos recibe Patricia en el complejo La Florencia y nos muestra las pintorescas cabañas, el quincho en el que degustamos unas sabrosas empanadas de pacú, una laguna y un parque de 11 ha donde se pueden hacer caminatas, avistaje de aves y fauna, pescar y disfrutar de las canchas de fútbol, básquet y voley.

Cerca, en el campo La Carmela, es tiempo de yerra. Pero lo que nadie se pierde es el inmejorable asado junto al anfitrión, Mingo de Marchi, y familia. La charla distendida de sobremesa recorre historias y anécdotas formoseñas, casi como la que mantenemos poco tiempo después en la posada Pirayuí, una antigua casa típica de campo devenida hotel campestre. Y aprovechamos para chusmear los preparativos de una boda que se celebrará aquí mismo, en la capilla del campo.

Pero hay que volver. Y apenas queda tiempo para pasar por la Casa de la Artesanía, en el centro de la capital, donde se ven trabajos en tela –caminos de hilo de chaguar, tapices de lana– y madera de las etnias toba, wichi y pilagá, y para disfrutar de la linda voltereta que pega el río Paraguay y que dio nombre a la ciudad. Con el sol apenas bajo el horizonte pero aún tiñendo el cielo de rosados y púrpuras llegamos a la Plaza de las Banderas, en el extremo de la impecable costanera norte de Formosa, justo frente a las costas de Alberdi, en Paraguay. De pronto, la música comienza a sonar y las aguas danzantes de la fuente le siguen el ritmo, mientras las familias pasean mate en mano, los ciclistas entrenan y los enamorados contemplan el cielo tomados de la mano.

Para el final, una degustación de sabores de río –surubí, pacú, yacaré– en el restaurante Ribera, a orillas del Paraguay, y un paso por el casino, a probar suerte. Y aunque en esta recorrida nos empapamos de la naturaleza formoseña, queda hecha la promesa: si ganamos, volvemos en busca de los velocirraptors.

 

MINIGUIA

COMO LLEGAR. De Buenos Aires a Formosa son 1.182 km por ruta 9 hasta Rosario, autopista Rosario-Santa Fe y ruta 11.
Aerolíneas tiene un vuelo diario, desde $ 1.420 ida y vuelta.
Bus de Retiro, desde $ 540 en se-micama a $ 731 en cama total VIP (Flecha Bus, Itatí, El Pulqui, entre otras empresas).

DONDE ALOJARSE. Hab. doble c/desayuno en Howard Johnson (4 estrellas), desde $ 657 (www.hjneoformosa.com.ar).
Hotel Asterión, desde $ 395 (www.hotelaste rion.com.ar).
Posada Pirayuí, desde $ 350 (www.posadapirayui.com.ar).
Cabaña p/2 en La Florencia, $ 300 (www.complejolaflorencia.com.ar).

DONDE COMER. Pescados de río y platos gourmet, en Restaurante Ribera.
Pizzas por metro, lomitos y hamburguesas, en Pizzería Santino.

CUANTO CUESTA. City tour, $ 100; excursión hasta la laguna Oca con paseo en remo, $ 100; Reserva Natural Guaycolec, $ 170; Parque Nacional Río Pilcomayo, $ 550; paseo en lancha y tarde en campo en La Carmela, $ 270.

 

INFORMACION

En Bs. As., 4384-8443 begin_of_the_skype_highlighting GRATIS 4384-8443 end_of_the_skype_highlighting
En Formosa, (0370) 443-7191 begin_of_the_skype_highlighting GRATIS (0370) 443-7191 end_of_the_skype_highlighting / 15-461-5862 / contacto@formosa receptiva.com.ar
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