«Yo llevé a los ejecutores de Pancho Bogarín y Mazacotte” dijo el ex soldado Ayala

Juan Carlos Ayala, que cumplía el servicio militar obligatorio en el Regimiento de Infantería de Monte XXIX de Formosa en el año 1977, denunció hoy en la sede del Juzgado Federal Nº1, que fue el chofer que trasladó a los ejecutores de, al menos, 12 personas de las cuales conocía a dos.

Al ex soldado, en varias oportunidades le ganó la emoción al recordar los hechos.

El hombre, de 53 años, dice haber reconocido “a dos personas oriundas de Clorinda, Francisco Javier Pancho Bogarín y Cantalicio Mazacotte, quienes permanecen como calidad de desaparecidos en la actualidad.

Familiares de Bogarín pidieron “que la justicia investigue” para saber dónde está “nuestro hermano” y darle cristiana sepultura. Sabemos cómo lo mataron, ahora necesitamos saber dónde está” aseguraron Juan José y Marta Bogarín, también vecinos de Clorinda y hermanos del desaparecido “Pancho”.

Los hechos habrían ocurrido “a mediados de mayo de 1977” cuando Ayala cumplía el servicio militar obligatorio.

En su condición de chofer de la unidad militar, con asiento en la ciudad de Formosa, “tuvo que trasladar en un micro (desde el Regimiento), en una unidad que estaba a su cargo, a una misión del Ejército Argentino integrada por unos doce militares desconociendo los motivos y el destino».

Indicado por sus superiores “que no los conocía, porque no eran de Formosa. No tenían identificación”, llegó hasta la Estancia San Miguel a pocos kilómetros al norte de la capital norteña.

En el lugar observó que llegó “otro camión Unimog, tipo ambulancia. Porque por la cruz de color rojo que se exhibía, de donde vio descender a unas diez o doce personas con los ojos vendados; vestidos de civil, atados de manos y unidos por intermedio de una soga e introducidos en la espesura del monte” agregó. También dijo que acompañaba al grupo un capellán del Ejército.

Los hermanos Marta y Juan José Bogarín.

El grupo se perdió “en la espesura del monte” desde donde “escucha disparos de armas de fuego desde unos 200 metros”. Al rato, los militares regresan sin los civiles.

El entonces conscripto rompió en llanto, y por eso se acerca un subteniente y le pide que se calme porque “esa gente era subversiva y que si la situación era a la inversa no hubiera dudado en matarlo, pero que a él no lo iban a matar porque estaba bajo bandera” acotó.

El testigo, que antes de llegar a los estrados judiciales hizo público su testimonio en un medio de comunicación de la ciudad de Clorinda, recibió una amenaza en forma de nota que apareció “bajo la puerta” de su casa con la leyenda: “se ve vos no querés a tus hijos. Ayala entregaste la cabeza de tu hijo. Cuidate deja de hablar, asesino».

Ayala, dijo a Télam que no es “un arrepentido”, lo que ahora estoy relatando siempre le conté a mis amigos y familiares, “pero ahora estoy un poco mal de salud, y no quiero llevarme este testimonio a la tumba” añadió.

“El 24 de marzo, día de la Memoria, escuché por la televisión un informe sobre esa gente y me decidí a contarle a la justicia” explicó.

Ante la fiscalía federal formoseña, Ayala ratificó la denuncia por amenazas que había relatados días atrás en Escuadrón 16 de Gendarmería Nacional Clorinda.

Luego de visitar el lugar denunciado como el lugar de asesinato de varios desaparecidos, Ayala fue trasladado hasta el Hospital de Alta Complejidad “Juan Domingo Perón” donde será tratado por su diabetes.

Silvina Aráoz acompañó en el momento de la ratificación de las denuncias.

Acompañaron al ex soldado hasta la sede judicial, a cargo del juez Marcos Bruno Quinteros,la secretaria de Derechos Humanos de Formosa, Silvina Aráoz, los abogados Pedro Velázquez Ibarra, Willams Dardo Caraballo, el dirigente Juan Eduardo Lenskac y familiares.

Años atrás, representantes de DDHH (dónde también estaba Ñaño Gauna) habían encontrado en la Estancia Monteagudo, ubicada a orillas del río Paraguay, fosas comunes abandonadas donde se presumía habían sido enterrados varios desaparecidos de la época del Proceso.

 

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