Falleció Petrona Origuela, tras sufrir una penosa enfermedad

Petrona Origuela fue la primera mujer formoseña en ser atendida en Buenos Aires por el prestigioso especialista Dr. Alberto Cormillot, quien llegó a llevarla a Buenos Aires para un tratamiento que no finalizó. Desde 2007, en que su caso trascendiera a los medios, luego su retorno a la provincia siguió padeciendo múltiples complicaciones devenidas de su exceso de peso.

 

Mayormente estaba postrada en cama, padecía constantes dolores y debía hacer frente a su difícil enfermedad con medicamentos que no siempre conseguía. Falleció hace unos días, en su casa del barrio Namqom, dejando prematuramente a su familia, su marido y sus dos pequeños hijos, de 8 y 5 años.

 

Hermana

 

Tras haber padecido las complicaciones de su diabetes tipo dos, que la llevó a tener un peso de 340 kilos, Petrona luchó incansablemente contra su enfermedad, contra la burocracia sanitaria y contra el desconocimiento de su patología.

Matilde Origuela, hermana de Petrona, contó “quiero recordarle siempre a mi hermana. Hoy quiero agradecer siempre a los que la ayudaron, a los policías del cuerpo de bomberos,  que mucho hicieron. Creo que de esto no tiene la culpa el ministro de Desarrollo Humano, porque hasta último momento no supo lo que estaba pasando con ella. Los del SIPEC iban y venían, pero todo empeoró”, dijo.

“Todos hicimos lo que pudimos por ella”, contó. “Ella necesitaba internarse y tener un buen cuidado como correspondía siempre su enfermedad. Le agarró un paro cardiorrespiratorio”, expresó Matilde.

“Esto era de alguna manera inevitable, porque estaba muy avanzada su enfermedad” admitió.

“El día que murió, los bomberos y la guardia de la Policía de Namqom estuvieron hasta último momento con nosotros. En ese momento, el ministro (Dr. Aníbal Gómez) se puso muy mal porque lo que podría haber evitado, con la atención que tenía que tener ella, atendiéndose acá, pero la decisión de no atenderse era de ella, en esto no hay a quién culpar”, expresó la hermana.

Petrona Origuela, un símbolo de la lucha contra la diabetes tipo dos, dejó un legado de lucha y esfuerzo. Al morir, aún tenía sobrepeso a raíz de su enfermedad, por lo que fue necesario traer desde Resistencia, Chaco, un ataúd especial para trasladarla a su última morada, en el cementerio San Antonio.

 

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