Para la opinión pública: “El que quiera entender que entienda”

Los malvados pensaron que quitando la vida de un niño tan íntegro en sus convicciones cristianas hubieran podido seguir ocultos tras las sombras de mentira y la cobardía.

Sin embargo, en esa despiadada carrera de la locura, sólo consiguieron agigantar las verdades que aquel enternecedor hijo hizo conocer entre sollozos una y otra vez . . . hasta el cansancio . . . y no ha sido escuchado por quienes debían hacerlo.

Los Derechos del Niño fueron destrozados por quienes se escudaron tras una gran mentira orquestada, planificada y ejecutada, todo para ocultar una gran infidelidad al precio de una injusta muerte.

¡Un plan maquiavélico donde hubo autores intelectuales y materiales, ideólogos, cómplices y la desfachatez “de usar a sus propios inocentes para así tener la nefasta habilidad y la cruel posibilidad de quedarse con todos los bienes materiales; porque estaba visto que a esos impíos no les importo ni siquiera la vida, ni el destino de esos inocentes llevándose consigo seis muertes.

Tal la locura, tal la paranoia que ni midieron las consecuencias de las actitudes tomadas ni tan solo al concretar la última de sus crueles acechanzas, la de un secuestro, un rapto de un niño de once años el día viernes 29 de abril de 2011.

Porque fue evidente que lo retiraron en horario de clases de un Colegio Privado en el que estudiaba- al cual aparentemente ya no pertenecía pues se le habría otorgado con anterioridad el pase escolar con destino a Esquel (Provincia de Chubut), otro vil engaño a la familia paterna- y, donde a la hora de entrada su padre y su abuelo paterno lo dejaron dentro del establecimiento educativo confiados que a la hora de salida lo retirarían sin novedad alguna.

En todo el trámite de pase escolar referido no tuvo participación alguna su padre, quien contaba con el instrumento legal del Régimen de Visitas establecido por la Justicia, y que también su madre había sido debidamente notificada judicialmente.

Aun con tales medidas tuvieron la cobardía de sacarlo del colegio para llevarlo a la muerte, dejando bien en claro una vez más una tremenda desobediencia judicial, como la que la progenitora protagonizara durante los meses de marzo y abril del corriente año al no permitir el contacto del niño con su padre, estando vigente el mencionado régimen de visitas.

Y con una vil mentira y fabulación premeditada han intentado justificar lo injustificable. ¿Cómo podrán ahora esos malvados sostener tal imperdonable iniquidad? Como saldo ignominioso ante la sociedad toda queda la injusta muerte de un inocente niño de tan solo once años llamado Uriel.

Quienes lo hemos conocido y compartido sus vivencias valoraremos por siempre sus excelentes cualidades de un ser honesto, íntegro, generoso, sincero.

Cuan inmensa fue su generosidad, su altruismo, su entrega incondicional que dio su vida por defender la inocencia de un padre que ha sido víctima como el mismo lo fuera, de un maltrato familiar pergeñado tan solo por la codicia, por una ambición desmedida, por querer esconder el maquiavélico plan de infidelidad matrimonial que ya había concretado, intentando taparla con una vil mentira, inventada adrede para obtener ventajas jurídico-judiciales que no habría de haber tenido de otro modo.

 Baste con decir que la progenitora de Uriel ya vivía en concubinato con otro hombre y que viajaba con ella al momento del fatal siniestro. ¡Solo nos queda confiar en la justicia sea Justicia con mayúsculas!

CONTINUARA . . .

Mario Rivero y Julia Short, abuelos

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