El Obispo y la Justicia: la postura del juez Pignochi

 

La mujer del César  La vida te da sorpresas…como decía el conocido tema de Rubén Blades. Ayer por una emisora local muchos de quienes conformamos el Poder Judicial de la provincia, jueces, secretarios, defensores y fiscales tomamos conocimiento de una Resolución Ministerial, la nº 686 del 22 de marzo del corriente año, en virtud de la cual el Poder Ejecutivo provincial aprobaba la documentación para el llamado a Licitación Privada para la concreción de la obra “CONSTRUCCION COLEGIO DE MAGISTRADOS – FORMOSA. CAPITAL”  para lo cual se disponía un gasto que ascendía a UN MILLON TREINTA Y OCHO MIL TRESCIENTOS TREINTA Y CINCO CON SETENTA Y OCHO CENTAVOS ( $ 1.038.335,78).

Traducido al lenguaje cotidiano, esto significa nada más ni nada menos que el Estado Provincial, uno de nuestros litigantes cotidianos,  a quien juzgamos y condenamos o absolvemos en la práctica diaria de nuestro labor, invertiría en una sede social para nosotros, jueces y funcionarios, nada menos que un millón y pico de su presupuesto…

Alguien es obvio estaba equivocado, porque en el juego de pedir y dar se había olvidado un pequeño detalle, el artículo 5º del Código de Ética que regula nuestra función nos prohíbe a los jueces, y por ende a nuestro colectivo que resulta ser nuestro Colegio de Magistrados y Funcionarios, aceptar, regalos presentes o donaciones de cualquiera que resulte litigante, lo que se extiende a quienes son nuestros familiares.

Ocurre con nosotros y esto es una prueba más, lo que sucedía con la mujer del César, quien no solo debía ser honesta sino demostrarlo, si aceptáramos dicha donación estaríamos incumpliendo con una norma ética básica que no solo hallamos en nuestro Código provincial sino que ha sido receptada por el Código Modelo Iberoamericano de Etica Judicial; la consecuencia inexorable:  no seríamos éticos y a la consideración de la opinión pública, ni siquiera lo pareceríamos.

Dr. José Luis R. Pignocchi

Juez 

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