Alfredo Scoccimarro: el formoseño que asume como Secretario de Medios de Nación

Nació en Formosa pero se crió en Buenos Aires, en el barrio de Belgrano, donde aún vive. Terminó el secundario en el colegio Highland y estudió comunicación en la Universidad del Salvador. Del periodismo al poder: Trabajó en la agencia de noticias Reuters, luego se fue a DyN y emprendió varios proyectos periodísticos antes de pasar al Estado, convertirse en vocero de Julio De Vido y, luego, de Néstor Kirchner.

 

 

 

ESTUVO VARIAS VECES EN FORMOSA CON FUNCIONES LIGADA A LOS MEDIOS.

Scoccimarro, visitó varias veces en Formosa “como empresario privado” dictando “cursos de capacitación política” a políticos locales. El funcionario arribó en compañía de Marcelo D´Allessio. Ambos, asociados, concretaban “productos federales abarcativos”.

   

La historia de un periodista formoseño que es subsecretario nacional

Ex periodista y hombre de confianza del ex presidente Kirchner, acaba de ser nombrado subsecretario en la estratégica Secretaría de Medios. Desde allí intentará reconstruir la deteriorada relación con los medios y manejará, en un año electoral clave, los millonarios recursos publicitarios del Gobierno. Nació en Formosa. Acá, su historia relatada por el diario La Nación.

Era mayo de 2003 y el kirchnerismo recién les pasaba el plumero a los despachos oficiales para empezar su gestión. El presidente, Néstor Kirchner, había creado el Ministerio de Planificación Federal y Servicios Públicos y se rumoreaba que por allí pasaría gran parte de la gestión y la caja de la nueva administración. Julio De Vido empezó a recibir los llamados de los inquietos periodistas que cubrían el área.

El ministro, poco afecto a dialogar con la prensa, bramó: «¿Cómo puede ser que este Ministerio no tenga un departamento de prensa?»

Lo escuchaban, entre otros, la señora Ana, una empleada de la planta del ministerio que ya acumula más de dos décadas y que siempre logra un lugar de preferencia por su conocimiento al detalle de los vericuetos del área. Efectivamente, el recién creado ministerio no tenía un departamento de Prensa. Pero Ana recordó a un empleado que alguna vez había conocido y que, por alguna razón, había quedado en su retina.

«Señor ministro, en el Onabe (Organismo Nacional de Administración de Bienes del Estado) hay un muchacho de prensa. Y ese organismo depende de usted», se atrevió a decirle al desorientado funcionario. Minutos después Alfredo Scoccimarro recibió un llamado a su celular.

«El ministro De Vido quiere verte mañana a las ocho», le comunicaron. Al otro día, a la hora fijada, el hombre se presentó. Llevaba una carpeta recuperada de un emprendimiento fallido como consultor en la que se reseñaba un plan de prensa. Fue la primera vez que Scoccimarro estuvo frente a De Vido y también su primer contacto con los pingüinos del poder. No se separó más. Alfredo Eduardo Scoccimarro es ahora subsecretario de Medios de la Presidencia.

Desde que Kirchner abandonó la Casa Rosada, Scoccimarro fue su vocero, además de mantener su cargo en Planificación. La nueva función lo coloca como virtual número dos de la estratégica área que maneja Enrique Albistur. Cuentan que la decisión de colocar a Scoccimarro en ese puesto fue de Néstor Kirchner.

«Es una virtual intervención del área en pleno año electoral», comentó un encumbrado kirchnerista. Scoccimarro administrará ahora una suculenta billetera con el manejo de la pauta oficial. «El Corcho», tal el apodo que se ganó en la secundaria, cuando aún no había pegado el estirón, nació en Formosa hace 47 años pero a los 45 días, de la mano del trabajo de su padre en ELMA, hizo pie en la Capital Federal. Hijo de una familia de clase media acomodada, este hincha de Boca se crió, estudió y aún vive en el barrio de Belgrano.

Liberal y kirchnerista

Trabajó unos trece años en la agencia de noticias Reuters donde llegó a estar al frente de la sección economía, cargo que también tuvo en la agencia DyN.

En ninguno de estos lugares es recordado con demasiado afecto. Hizo algunos trabajos en televisión, en radio y fue vocero del secretario de Transporte, Armando Canosa. «El Corcho era un tipo muy consustanciado con la causa menemista. Un liberal hecho y derecho», lo recuerda hoy un ex compañero.

Junto con otros periodistas que cubrían el área, montó un programa de radio en Splendid sobre temas de infraestructura y transportes. Scoccimarro tenía buena relación con varias empresas del sector que figuraban en la pauta del programa. Entre otros periodistas, en la mesa hablaba un tal «Ezequiel».

Ese era el seudónimo que él había elegido para afrontar la eventual incompatibilidad de funciones, pero jamás reconoció haber utilizado ese seudónimo. Tampoco terminó bien su relación con Canosa y, en 1999, se marchó. Junto con quien entonces era amigo suyo, Jorge Molina, hombre del grupo Marsans al que hace poco echaron de Aerolíneas por directiva de De Vido, fundaron una consultora que funcionaba en Lavalle al 800, en unas oficinas que les habían prestado los hermanos Cirigliano, dueños de Transportes Plaza y de TBA.

La consultora, especializada en «crisis», capotó. Sólo quedó el recuerdo y la carpeta del plan de prensa que años más tarde le serviría para presentarse ante De Vido. Scoccimarro terminó en el Onabe. Según consta en el Registro Nacional de Personal Contratado, mantuvo vigente su contrato número 463, con 100% de dedicación, hasta diciembre de 2008.

En la función pública empezó a manejar poder e influencias. Mantuvo el perfil de tipo entrador y chistoso que siempre lo caracterizó.

Sólo basta pronunciar su nombre en una reunión de hombres de prensa, sean periodistas o ejecutivos de empresas, para que broten anécdotas , insultos y elogios; entre los periodistas, los insultos son mayoría.

Tejió redes con comunicadores y con dueños de medios: con todos hablaba sobre cómo tratar a su ministro.

En alguna oportunidad se desveló por saber cómo se iba a titular una nota y no le importó ocultar la verdad debajo de la alfombra con tal de no incomodar al jefe.

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