No existió mala intención por parte de los “referentes locales” de la organización, quienes intentaron remediar el suceso, pero si improvisación al ubicar en sectores claves a “gente que no es del palo”.
Lo que faltó es sentido común.
No es la primera vez que ocurre. Sucedió ya otro incidente con el comisario Machado que impidió el normal trabajo de la prensa durante un partido La Unión-Bolívar.
Son detalles simples que hay que tener en cuenta para otras oportunidades.
El evento internacional que tuvo a Formosa de sede no se repite todos los días, es una apuesta enorme del gobierno local que no puede “darse el lujo” de dejar escapar posibilidades que la prensa muestre el maravilloso estadio formoseño, además del espectáculo propiamente dicho.
El corresponsal en cuestión –y dos colaboradores- estaban acreditados, pero al solicitar el ingreso justamente para retirar las credenciales –en la puerta de acceso correspondiente- un agente de policía no permitió el ingreso.
Un coordinador de la selección –llegado de Buenos Aires- intentó solucionar el inconveniente, pero, también debió recurrir “a los locales”.
Los nenes con los nenes, los policías con los policías. Zapatero, a tus zapatos.
